jueves, 14 de enero de 2010

Una lección de humildad


Anoche fui a correr.... llovía, bueno, chispeaba, pero me sentía bien y cómodo. Justo cuando me acerco al punto donde pensaba dar la vuelta y regresar, me cruzo con un chaval que iba bastante derrengado.... asi que al llegar y dar la vuelta me fuí acercando al chico -porqué no decirlo- orgulloso de ir mucho mejor que gente bastante mas joven que yo. Dicho y hecho, incluso acelero un poco el paso y me sonrío al pasarle. Allí quedó el chico un poco cariacontecido...pero 30 segundos más tarde veo una sombra acercarse...no puede ser, pensé, si el chico iba muerto... joer, aquello no era una persona... era una locomotora humana. Una máquina de correr (obviamente no era el chico, era otra persona) pero vamos... que me dejó a la altura del betún. El tío iba a un ritmo de unos 3 minutos kilómetro... y ni sudaba ni jadeaba. En fin... çest la vie ;) Parecía que yo estaba parado.

Ya no presumiré más al correr. Nunca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario